¿Puedo regalar cosas pequeñas, o eso es una cutrería?

sábado, 3 de diciembre de 2011


En una relación de amistad podemos valorar el grado de amistad que hay en función del valor del don. Eso sí, está claro que si vemos a una persona haciéndole a otra un regalo que hemos visto hace poco en una tienda por un precio ridículo (pongamos, 1 euro) es un grave error cifrar la amistad en ese precio (en este caso: “Su amor vale 1 euro”), porque el valor del regalo incluye más cosas.

Asumamos, eso sí, que la razón de “bien”, el grado de bondad que existe en tu amor a una persona, queda patente en el valor del aquello que le das. Podemos y debemos estimar como amistad muy pobre aquella en la que el don que comparten es ínfimo, como puede ser el gesto de prestarte el mechero a alguien por la calle, o tomarte una fotografía delante de un monumento. Son relaciones en las cuales el bien que se comparte es pequeño y, por lo tanto, el encuentro entre las personas es pequeño también. Aún así, se da una donación, y, por tanto, existe un cierto grado de amistad o benevolencia recíproca, pero, si no ponemos nada más de nuestra parte, podemos estar siendo muy cutres, y podemos estar siendo muy egoístas en nuestro modo de regalar.

Llamamos regalo también a los detalles pequeños cuando se hacen cargados de significación. En estos mismos gestos, en los cuales no reconocemos desde fuera un gran valor objetivo, podemos poner mucho “de nuestra propia cosecha”, tanto en el valor sentimental del detalle como en la “elaboración” de la “puesta en escena”. Si haces que tanto lo uno como lo otro le hagan presente a tus seres queridos que piensas en ellos, entonces en tus “pequeños detalles” estará presente el mejor regalo, que eres tú mismo.

REGALA CON SENTIDO

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