¿Redescubrir la Navidad es regalar con sentido?

sábado, 24 de diciembre de 2011


Redescubir la Navidad es entender el verdadero sentido del regalo.

Porque un regalo es un bien que se comparte en el contexto de un amor. Quien hace el regalo expresa el grado de amistad que desea que compartan en el valor de ese regalo, y la persona que lo acoge sabe reconocer en el regalo la promesa de una “vida compartida” con la otra persona. Acoge a la otra persona en su regalo, y acepta este “encuentro” con el amigo como una novedad buena. Si este regalo es muy bueno, lo que se comparte es mejor aún. Y un regalo es muy bueno si lo es en sí, si lo es para el que lo recibe, hasta el punto de hacerle verdaderamente feliz, y si lo es por lo que le ha costado al que se entrega en el amor con el que haciendo el regalo.

Probablemente el 25D, en este 2011, sea el día para aprender que lo que más vale de entre todos los bienes posibles, es la vida de Dios. No hay mayor don, ni mayor regalo que la VIDA de todo un Dios, de valor infinito, que llega el 25D, y lo hace en un formato inaudito. La vida de Dios está contenida en un niño pequeño. Ese niño es el DON más grande jamás recibido.
El Niño Dios es el don más valioso, lo es en sí. Lo es porque también es lo que más necesitábamos. Y es que la vida de Dios viene en el formato que más se asemeja a nosotros mismos: en nuestra propia carne. Ese niño es el DON de Dios, que nos redime, que nos hace valiosísimos en el mundo, con una dignidad nueva, altísima. No nos degrada, no nos aplasta, nos dignifica. Haciéndose a sí mismo finito nos ha hecho a nosotros eternos.
Y, además, este niño es el DON más grande de Dios porque Dios mismo ha puesto mucho en juego para entregárnoslo. Vale infinito, porque también a Dios Padre le ha costado infinito. Y a Dios Padre le dolió infinitamente entregárselo al mundo, que no lo amó.


¿o, tal vez, este año, sí?

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