Aquellos hombres sabios que buscaban la Verdad

viernes, 23 de diciembre de 2011


"Sigue siendo una historia extraña, aunque antigua, ver cómo salieron de las tierras de Oriente, coronados con la majestad de los reyes y ese cierto halo de misterio que envuelve a los magos. Un misterio que se trasluce incluso en sus melodiosos nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar. Pero con ellos llegó todo ese mundo de sabiduría que había observado las estrellas de Caldea y el sol en Persia, y no nos equivocaremos si vemos en ellos la misma curiosidad que mueve a todos los sabios. Representarían el mismo ideal humano si sus nombres realmente hubieran sido Confucio, Pitágoras o Platón. Eran los que no buscaban cuento sino la verdad de las cosas, y en cuanto que su sed de verdad era sed de Dios, también habían tenido su recompensa. Para entender lo que significaba esa recompensa es preciso entender que tanto para la filosofía como para la mitología, esa recompensa era la consumación de algo incompleto.

Aquellos sabios habrían venido sin duda alguna, como lo hicieron éstos, para encontrar confirmación de lo que era verdadero en su propia tradición y justo en su propio razonamiento."

(de El hombre eterno de Gilbert K. Chesterton)

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