Si hablamos mucho en este blog conspirador de hacer regalos, quiero proponer otra línea de conspiración: revitalizar las tarjetas de Navidad. Todos sabemos lo que son, esas cartulinas en las que nos desean, si hay suerte, feliz Navidad, y si hay menos suerte, felices fiestas (¿de qué?), además de aprovechar para augurarnos un feliz año nuevo.
Esta costumbre tan extendida, que nos permite compartir con amigos y conocidos la alegría de la Navidad, se ha ido devaluando poco a poco, llegando a ser una costumbre bastante aséptica, es decir, sin referencias religiosas. Por eso propongo que no dejemos en desuso este hermoso gesto, sino que escribamos tarjetas con sentido navideño.
Para ello:
1. Elijamos sólo tarjetas con motivos expresamente navideños (yo personalmente rechazo los meros “paisajes invernales”, trineos de Papá Noël, velas y espumillón): el belén, los Reyes Magos, la estrella, la Sagrada Familia…
2. Escribamos un texto en el que hablemos de la razón de nuestra alegría: Dios ha nacido, viene a hacerse uno de nosotros y a salvarnos. Si nos cuesta un poco encontrar una frase adecuada, podemos recurrir a la liturgia, a los salmos y las lecturas de los días de Navidad: allí está dicho todo, y muy bien dicho.
3. Dediquemos tiempo y cariño a cada tarjeta, pensando en la persona a la que escribimos.
Claro está que todo esto vale también para las tarjetas de Navidad que mandamos por Internet, ya sean presentaciones o felicitaciones virtuales, Internet nos lo pone muy fácil.
Pero ¿has pensado que igual que a ti te gusta abrir un sobre y leer una tarjeta, a los demás también? Dedica unos minutos a pensar qué personas necesitan tus tarjetas escritas a mano, a quienes a lo mejor hace tiempo que no ves, que están lejos, con quienes sólo te comunicas en Navidad…
Para ampliar información histórica os recomiendo leer este artículo de Magníficat de diciembre: http://www.magnificat.net/espanol/popup_etaussi.asp
Ya sabes: REINVENTA LAS FELICITACIONES NAVIDEÑAS
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